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miércoles, 26 de febrero de 2014

Leyendas.


¿Por qué los conejos tienen las orejas largas?



En un bosque muy lejano, hace mucho tiempo vivían todo tipo de animales, pero hoy nos vamos a centrar en esos animalitos que tienen las orejas pequeñas y la cola como un pedazo de algodón. 


Había en ese bosque el conejo más sabio de todos. El único problema era que con el paso del tiempo se había quedado sordo. Cuando la gente acudía a él para preguntarle algo,no sabía qué responder porque no lo oía. Los conejos representantes de todos los conejos dedujeron que la única manera de volver hacer oír al conejo más sabio era destaponarle las orejas. Por error, mandaron esta misión a Sinfín el Conejín, que como es muy pequeñín no entendió muy bien lo que había que hacer. Así, agarró al gran conejo por las orejas y se las estiró hasta que crecieron mucho. Al parecer a todos les gustó la moda de llevar las orejas largas porque hasta ahora ningún conejo tiene las orejas pequeñas.

                                       Carlota



Así un día Dios quiso crear un nuevo animal y dijo:
- Patas pequeñas pero rápidas, los dos dientes delanteros grandes y orejas pequeñas.

Y así creó Dios al conejo. Pero muchas veces el conejo se quejaba de que no podía disfrutar de los maravillosos sonidos de este mundo.
Por esta razón Dios bajó a la Tierra y le dio un tirón de orejas.

- ¡Ay! ¡Duele!- replicó el conejo enfadado- Pero... por qué me has dado ese tirón de orejas?

- Mírate en el agua- Dijo Dios mientras subía en su nube celestial al cielo que él creó.


El conejo dolorido, fue al río. Allí oye piar a un pájaro, y al  mirarse en el agua, ve en su reflejo unas largas orejas. 
Y con estas orejas largas nacieron los descendientes del primer conejo.
                                                                                             
                                                                                                      Alex Dasilva




Cuenta la leyenda que un día un conejo  muy curioso se acercó al lugar prohibido. Que... ¿qué era el lugar prohibido? Pues el lugar más temible del mundo. Que... ¿cómo lo sé? Porque yo soy el conejito.
-¡Hola! Me llamo Algodón porque soy muy suave y blandito.

Todo comenzó hace un par de años. Estaba jugando con mis hermanos, cuando un ciervo pasó por delante. Le miré a la cabeza y vi sus orejas. Me extrañó que las mías fueran tan pequeñas, así que fui a visitar a la bruja Florencia, un nombre un poco raro para una bruja. Me acerqué a ella y le dije:

- Hola, hoy he visto a un ciervo y tenía las orejas largas. ¿Por qué yo no?

La bruja empezó a remover en su olla y empecé a sentir un cosquilleo. De repente me miré en el espejo y vi que mis orejas eran largas. Le dije a la bruja:

- ¿Podrías ponerle las orejas grandes a todos los conejos?

Al día siguiente salí al campo y todos tenían las orejas largas. 
Ese fue el origen de las orejas largas.

                                                                              Lucía Rodríguez




Hace mucho tiempo en una enorme pradera verde había unos conejos blancos como la nieve y suaves como el algodón. Los conejos, tristes, se quejaban a Dios:

- No podemos oír, no tenemos orejas- replicaban los conejos.
- ¿Qué queréis que haga?- les decía Dios.

- Darnos orejas- le decían los conejos.

El Señor así lo hizo. Los conejos se sentían raros al poder oír pero se acostumbraron pronto.
Pero ellos pensaban que no querían ser blancos, así que le dijeron a Dios:

- Queremos ser negros, marrones, con manchas, con puntos...- decían los conejos

Y Dios así lo hizo. Los conejos al ver que podían conseguir lo que querían empezaron a pedirle cosas que no necesitaban.

Dios acabó enfadándose y como castigo les hizo que las orejas les crecieran. Así no podían vivir porque oían muchísimo y cada sonido les molestaban. Por eso se tienen que esconder bajo tierra.
                                                           
                                                               Jorge


Hace mucho tiempo un conejo caprichoso y envidioso hizo algo que a nadie le gustó.
Mino, que así era como se llamaba, empezó a contar mentiras, pues había leído el libro de Pinocho y quería que le creciese la nariz como a él. Le parecía tan divertido el mentir que los demás conejos también empezaron a hacerlo. 
De repente, un día, les empezaron a crecer las orejas en vez de la nariz. Les crecieron tanto que oían fenomenal.
Cuando se dieron cuenta de que mentir estaba 
mal, quisieron parar y que las orejas estuvieran como antes. No pudieron y por eso los conejos tienen las orejas largas.


                                                        Pablo González

martes, 25 de febrero de 2014

miércoles, 19 de febrero de 2014